Frente a la decimotercera conmemoración de los atentados del 11 de septiembre de 2001, los servicios de inteligencia de media docena de países entre los que se cuentan, por supuesto, EE.UU., Gran Bretaña, Australia, y Arabia Saudita, entre otros, compiten con sus ex aliados –devenidos ahora en presuntos rivales– en pintar escenarios apocalípticos que despertarían la envidia de novelistas y guionistas del género. De hecho, el asesinato de ese terrorista jubilado llamado Osama bin Laden permitió a EE.UU. crear un nuevo enemigo más creíble y temible que Al Qaeda, que es el Estado Islámico, tal como había vaticinado en su momento el autor de esta nota.